A mi país se le han ennegrecido las nubes
colmo y calmo los pasos con nostalgia por un pasado
tan violento como éste,
siembro cielos en los oídos de mis hijas
espero, espero por la virgen de la madrugada por que les nazcan alas,
por voces furiosas que las eleven del peligro en el que jugué y me hice mujer
no quiero para mis hijas este país sin nubes
sin luna ni estrellas donde descansar los pies
a veces,
y quiero decir muchas veces, cientos de veces
lloro a escondidas cuando ellas sonríen
sudo terror porque no confío en la sombra que las acompaña,
desconfío de la tierra que no las abriga
veo la trampa, la emboscada, el hoyo pavoroso
que cruzan
para llegar a mis brazos cada día
y así disimulo
que el verde es fresco en la enramada
disimulo metálica sonrisa
cubriéndome el pecho,
un corazón que ya estaba sangrando
porque son las seis y no llegaban.
Por Iliana Hernández Partida
- Poeta, traductora, pintora. Integrante del Consejo Editorial del suplemento Cultural Identidad -
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