Romance de don Juan Riera doblado en sus manos blancas divide la flor del trigo como quien reparte el alma. Manuel J. Castilla y Jaime Dávalos (fragmento), 1951
Hace unos días tuve el gusto de platicar con uno de mis hermanos argentinos, José Antonio Escobar, profesor emérito de la Universidad Favaloro, y me recordó una zamba dedicada a un personaje más que singular, único, a quien Manuel José Castilla (El Barba) y Gustavo Leguizamón (El Cuchi) le dedicaron una zamba que quedó grabada en los anales de la música argentina, y en la historia de Salta.
Don Juan Riera, un migrante anarquista que luchó por la dignidad de los trabajadores, nació en Ibiza, España en 1896, y llegó a Argentina en 1914, instalándose en Tucumán, donde vendía masas y facturas (pan dulce) en la calle. Un buen día se encuentra con u panfleto en el que se leía "Huaytiquina paga", y viajó al norte a trabajar en la construcción del ferrocarril, Ramal C-14, en donde también trabajó otro joven yugoslavo llamado Josip Broz. Juan trabajó también vendiendo pan entre sus compañeros... y trató de formar un sindicato entre los trabajadores, por lo cual fue despedido.
Desempleado, el joven Juan Rierita, se traslada a Salta, en donde inicia una panadería con la ayuda de su mujer, doña Augusta Caballeroni. Ahí se relaciona con todo tipo de gente trabajadora, desde empleadas domésticas hasta músicos y poetas. Ésto lo lleva a fundar, en 1923, del Sindicato de Oficios Varios.
La panadería de Riera, ubicada por entonces en Pellegrini 515, fue un referente importante en las décadas de los años 50 y 60, pues era frecuentada por figuras del folklore que se reunían a cantar y a crear cerca del horno. Ahí nace el Dúo Salteño, integrado por Patricio Giménez y Néstor "Chacho" Echenique. Frecuentaban también el lugar León Felipe, Ángel Carabajal, César Perdiguero, Eduardo Falú y Ernesto Cabeza, Cayetano Saluzzi (con sus hijos Dino, Ceslso y Félix), Manuel José Castilla, Jaime Dávalos, Gustavo Leguizamón, y muchos mas. Frecuentemente, iban a visitar a don Juan sus amigos, a asar un lechoncito en el horno, a disfrutar despacio,y a cantar algunas coplas.
“Mire, nosotros teníamos un amigo, don Juan Riera, quien era propietario de una panadería en la calle Lerma. Manuel (Castilla) todas las mañanas le compraba el pan calentito, pero una vez al Barbudo lo dejaron sin trabajo en el diario El Intransigente, entonces no fue más. Pero al poco tiempo Rierita comenzó a llevarle personalmente el pan de la mañana. Manuel le dijo que no lo aceptaba porque no podía pagarlo y ¿sabe qué le contestó Rierita? ‘Antes cuando Usted podía, venía y me compraba el pan, pero ahora que no puede es mi obligación llevárselo todos los días’. Mire qué filosofía”. Gustavo, Cuchi, Leguizamón
Castilla le dedica el Romance (Romance de Don Juan Riera, panadero y flor de amigo junto con Manuel J. Castilla. Escrito en la cuadra de la panadería el 16 de septiembre de 1951 en un papel de bolsa de azúcar firmado en una reunión luego del asado), y posteriormente la Zamba, retratando a don Juan tal como era, caritativo a más no poder. No le faltó nunca el pan en la mesa a Manuel mientras estuvo sin trabajo. El pan y algún vino, o una lata de sardinas o la charla fraternal de Don Juan. Consiguió trabajo, al cabo, Manuel J. Castilla y cuando cobró su primer sueldo fue a saldar su deuda. "Usted no me debe nada, lo hice por un amigo, como lo hubiese hecho usted", le contestó don Juan.
Dicen que los anarquistas no creen en nada, sin embargo don Juan creía en la amistad. Creía tanto en la gente, que de noche dejaba la puerta de su panadería abierta para que los pobres tuvieran un lugar cálido donde dormir su invierno, al calor del horno que nunca se enfriaba. Nunca le faltó nada a Don Juan, ofrecía cariño.
En 1975 se hizo la zamba para homenajear a don Juan.
" Mientras escribía pudo verlo con ese gesto afable, la mirada franca, la puerta abierta y el corazón sincero. Era costumbre en las panaderías de esos años guardar el pan en grandes bolsas, al lado del horno. Pero no era pan lo que había junto al horno de Juan Riera eran los cuerpos de los mendigos, de los sin techo, la pobre gente que entraba en la noche, en la madrugada, se cobijaba al calor del fuego y al calor del pan fraterno que comían agradecidos".
A veces, como jugando
un pan de palomas blancas
y harina su corazón
al cielo se le volaban
Por su amistad en el vino sin voz,
querendón cantaba
y a su canción como
al pan la iban salando sus lágrimas
Manuel cerró el cuaderno y mascó hojas de coca. Esa noche lo vio a Gustavo Leguizamón y le dio las coplas para que hiciera la música. Y el talento de uno y la inspiración de otro dejaron para el mundo la hermosa zamba que guardó para siempre la memoria de los días y las noches del entrañable Juan Riera". Efemérides Salteñas, 89.9 FM.
La Panadería Riera todavía existe, es ahora propiedad de la nieta de don Juan. Mas de cien años de tradición, amasando el pan de cada día. Busquen La Zamba de Juan Panadero, no importa qué versión. Les aseguro que van a disfrutar de una joya dedicada a un personaje que dejó huella
Va, como siempre, mi abrazo fraterno. No olviden que hay que soñar la vida para que sea cierta.
Por Eduardo Pérez de Lara González
Psicólogo, Educador y Músico
"Aguardad vuestro turno con paciencia y con fe... que hay mas estrellas que hombres y hay alas para todos."
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