“Con alumbrado eléctrico y lámparas de alcohol iluminaron la noche con una luz clarísima y brillante para permitir llevar a cabo el tan esperado baile. Suena la simpática marimba”
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Actualmente como en el pasado pertenecer a los grupos que están a la vanguardia ha sido para algunos una prioridad en su vida diaria. Para esto ponen en práctica una serie de estrategias que irán desechando una por una en caso de que no funcione alguna; todo con miras a no perder los privilegios alcanzados en la escala de la sociedad. Así, dependerá del círculo al que se haya podido ingresar será la influencia o el poder que se tenga en otros. Parafraseado a Jiménez Zamora, La Historia debe continuar con sus principios, alcanzar sus metas, utilizar distintos enfoques y metodologías con el objetivo de construir nuevas rutas que procuren a la humanidad del siglo XXI. Los regalos ofrecidos, las fiestas organizadas a la llegada de algún político venido de la capital de la República; se convertían (hoy en día también) en la llave de ingreso al convite.
El proceso a través del cual se consigue relacionar la Historia/pasado con el presente en estos días pareciera que es más fácil gracias al “poder de la comunicación, las redes sociales y las relaciones interpersonales” sin embargo, existen espacios en los cuales esta fuerza no ha podido romper las barreras construidas alrededor de algunos archivos; ya que es ahí donde se localizan la mayoría de las respuestas buscadas con ahínco por los historiadores. Aquellas sociedades que poco a poco se fueron construyendo hasta conseguir su ingreso y participación en los círculos de poder, consiguieron construir espacios que algunos de sus herederos supieron administrar hasta el presente. No podemos olvidar que todos aquellos que fueron espectadores en el pasado, ahora son actores a los que los historiadores actuales los buscan y los cuestionan hasta el cansancio para conseguir respuestas.
En Chiapas el pertenecer al círculo de los privilegiados era una necesidad que, una vez comprendida obligaba a tomar nuevos senderos para alcanzar los objetivos deseados. Entendido esto les permitió acercarse al anhelado progreso. El periódico Verdad y Justicia del 2 de enero de 1913 publica un artículo que revela cómo disfrutaban de la llegada del año nuevo aquellos que conformaban la sociedad del estado, tanto los padres como los herederos de esta nueva sociedad participaban de nuevas tradiciones, las cuales, los calificaba como herederos del progreso; como ocurría a la llegada de un nuevo año en el que “lo más selecto y granado de nuestra sociedad, por lo que, dicha reunión merece calificarse como de brillantísima”. Con alumbrado eléctrico y lámparas de alcohol iluminaron la noche con una luz clarísima y brillante para permitir llevar a cabo el tan esperado baile. “Suena la simpática marimba; y a los primeros compases de un two-step, empiezan a deslizarse las parejas bailando gallardamente y permitiendo así, que las bellas señoritas lucieran sus elegantes trajes y la natural gracia y belleza de cada una. Delina, Sara y Elenita Baca, lucían con donaire sus vaporosos trajes; la hermosísima Elvira Castañón, con su graciosa sencillez, semejábase a una deidad; ¿y qué decir de Elisita Pastrana, delicada flor en capullo, vistiendo un traje de seda azul pálido, con finas aplicaciones?” Algunos de los asistentes fueron: Flavio Avendaño, Arturo Santibañez, Felix Santaella, Lic. Raquel J. Ramírez, Lic. Ramón Rabasa jr. Entre otros.
Con celebraciones como ésta en donde lo más “nutrido de la mazorca chiapaneca” se daba cita para disfrutar del convite y dar a conocer que dentro de aquella espesa vegetación también existía la civilización, aquella que procuraba ser tomada en cuenta a pesar de que los que la apoyaban en la mayoría de los casos no contaban con el apoyo de los nativos de la región. Lo importante era, que sus intereses y propiedades fueran puestas a la vista de los inversionistas nacionales y extranjeros, para ser quienes recibieran el beneficio de la inversión en sus tierras.
Uno de los obstáculos que debían salvar era que el sureste se había inclinado por desarrollar el cultivo de un solo producto. Y en ocasiones vivir de lo que la naturaleza les proporcionaba, es decir no provocaban que la tierra produjera. Esto fue un gran problema para los inversionistas ya que no sólo los indígenas se conformaban con lo que recogían lo que la tierra les daba cada mañana para sobrevivir; sino que, los mismos propietarios no habían considerado que sus tierras les podían servir como un medio de producir y enriquecerse.
El ingreso de la modernidad ya era imparable aunque las consecuencias o las formas en las que las autoridades y los vecinos le facilitaban el acceso provocaba que las poblaciones que se negaban compartirla se enfrentarán cara a cara contra ésta. Fue el caso de Esteban Toledo, Jefe político de Simojovel, el cual para junio 8 de 1878 le solicitó al editor del periódico El Fronterizo Chiapaneco que por favor publicara lo acontecido en ese pueblo. Desde su punto de vista, una de las funciones de su cargo “es la de procurar por el mejor ornato de las poblaciones que les está encomendadas. Deseoso pues, de llenar por mi parte este deber, por lo que hace á esta villa, procuré se reuniesen cosa de veinte vecinos de los más notables, y les hice presente: que disponía se arreglase una alameda en la plaza pública, lo mejor que fuese posible”. Para esto se nombró una comisión, la cual estuvo presidida por el ciudadano Amado Paniagua. Y entre otras cosas acordaron “derribar el ceibo, tomando en cuenta su estado de suma vejez, su deformidad, los peligros con que constantemente amenaza á los que bajo su sombra llegan á alojarse”. Entre los que no estuvieron de acuerdo en esa acción fue Ramón Gordillo, mismo que luego de visitar en su casa y amenazar al Jefe político, al día siguiente cumplió su cometido y reunió a más de 100 personas del pueblo en su contra. El Jefe político relata que abandonó la sesión que tenía, para dirigirse al pelotón de la guardia para disuadirlos, y no fue hasta que ordenó que dispararan (sin hacerlo) que los manifestantes se dispersaron. Sin embargo, “los tumultuarios aparentaron que huían; pero no fue para volver á media noche á incendiar, como villanamente incendiaron, mi casa nueva de campo, llena de tabaco, que se estaba cosechando; un trapiche y otros enceres que allí habían; quedando así realizada la amenaza de Gordillo.
En el periódico La Opinión Pública de junio 16 de 1906, además de felicitar al recién elegido gobernador Ramón Rabasa, llama la atención la publicación del enlace matrimonial entre el Licenciado Ezequiel Burguete y Esperanza Farrera (hija de Ciro Farrera y Hermelinda C.) “ambos pertenecientes á familias distinguidas de esta sociedad”. Festejo al que asistieron como padrinos lo más nutrido de la sociedad Tuxtleca, algunos de los cuales fueron: Dr. J. Ponciano Burguete, Lic. Federico C. Serrano, Lic. Raquel J. Ramírez, Lic. José Gregorio López, Gustavo Serrano, Lic. Teófilo H. Orantes, Lic. José Manuel Velasco, Lic. Anselmo Burguete, Rómulo Farrera, (el cual para 1908 realizó una visita a San Cristóbal de Las Casas para despedirse de su mamá y demás familia, ya que partiría a Europa) Elena Ph. De Brenchley, Tspoxina Z. de Burguete, Elisa Tiedemann, Laura Farrera, y las señoritas Guadalupe Rabasa, Andrea Zebadúa. Como se ve, la mayoría ostentaban el título de licenciados, o al menos así los anotaron en el periódico, mientras que otros apellidos se reconocen por su importancia como comerciantes del estado, hermanos o hermanas de gobernadores o presidentes municipales, entre otros. La ceremonia religiosa fue presidida por el sacerdote Damián Trejo, y para los conocedores, durante la ceremonia una orquesta “tocó Dulce Calma de Schubert, el Quinteto de Beethoven y el Ave María de Luzzé”. A tan notable ceremonia acudieron también: el gobernador Ramón Rabasa, el cual figuró en el acta como padrino, junto con, el licenciado Abraham A. López, los ingenieros Juan Brenchley y Clemente Castillo, los profesores José Manuel Campos y Bernardo L. Ríos.
“La novia lucía hermosísimo vestido de raso Yiberty con aplicaciones de finísimo encaje guiput, y el novio, traje negro de casaca”. Mientras que la casa de Ciro Farrera la adornaron con coronas, ramos, guirnaldas de flores naturales, “el salón principal estaba decorado con esmero y elegancia y alumbrado profusamente con luz eléctrica”. Creo necesario para el objetivo de la investigación transcribir los regalos que la novia recibió. Ya que esta acción está en favor del fortalecimiento del capital social. “Del novio, aderezo de perlas y rubíes, de la Sra. Hermelinda C. de Farrera, anillo de perlas, pulseras y reloj de oro. Señora Consuelo F. de Gamboa, crucifijo de marfil; señora Amelia Martínez de Serrano, gancho de oro para el peinado y elegante centro de mesa, señora Elena O. de Castillo, caja de peinetas de oro, señora Clotilde C. de Martínez Baca, servicio de thé, señora Fortunata Burguete, lámpara de alcoba, señora Elena Ph. De Brencley, bejuco de oro, señora Tepoxina Z. de Burguete, juego para thé. Señora Piedad C. de Ríos, licorera de cristal, señor Ciro Farrera, anillo de brillantes, señor Ramón Rabasa, frutero de mayólica, Emilio Gamboa, broche de esmeraldas, Gustavo Serrano, estuche de cubiertos de plata, señor ingeniero Clemente Castillo, escribanía de bronce, Dr. Bernardo Martínez Baca, licorera de cristal de roca y plata. Lic.Anselmo Burguete, cadena de oro, Dr. Ponciano Burguete y señora, juego de cristal de roca para agua, Lic. José Manuel Velasco, elegante centro de mesa; señor José Inés Cano y señora, elegante juego para escritorio, Carlos Tiedemann y señora, mesa de estorbo y bastón con empuñadura de oro, señor Carlos Meyer y señora, álbum con tripié, Agustín Castillo, tarjetero de Mayólica, Sr. Rodrigo Farrera y señora, florero de porcelana, Señor Lic. Raquel J. Ramírez, mesita de estorbo y tarjetero, Señor Dr. Arturo Serrano y señora, caballos de bronce, Lic. Federico Serrano, florero de bronce y cristal, Ernesto y Walter Brauer, dos acuarelas, Lic. Teófilo H. Orantes, lámpara de sala, Lic. Víctor Manuel Castillo, neceser de plata, Lic. José Gregorio López, un par de polkas de cristal, señorita María Cruz, polka de cristal y níquel, señora Teófila C. viuda de Castillo, frascos y polvorera de cristal, señora Ramona R. de Orantes, alhajero, señoritas Estela y Alicia Araujo, floreros, señora Lidia C. de Marín, juego de vasos, Señora Isaura G. de Esquinca, dulcera de cristal, y señorita Juliana Castellanos, caja de pañuelos japoneses. Todos regalos caros, traídos desde lejanas regiones u otros países con el fin de ser tomados en cuenta, recordados, elegidos en la próxima boda, fiesta o ceremonia.
Fuente: Archivo Digital de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. UNICACH, Fernando Castañón Gamboa: periódico La Opinión Pública de junio 16 de 1906
Jiménez Zamora Isidoro. El pasado en las claves del presente: el significado histórico para comprender y analizar el mundo actual con rigor Universidad Francisco de Vitoria, España. Revista Internacional de Ciencias Humanas Volumen 4, Número 1, <http://lascienciashumanas.com>, ISSN 2530-4526. © Global Knowledge Academics. Isidoro Jiménez Zamora. Permisos: soporte@gkacademics.com Republicado por Revista Internacional de Humanidades 4(1), 2015 (pp. 37-45)
Santisteban, A.; Anguera, C. (2014). Formación de la conciencia histórica y educación para el futuro. Clío & Asociados, nº18-19, 249-267. Universidad Autónoma de Barcelona, España
antoni.santisteban@uab.cat, carles.anguera@uab.cat
Recibido: 15|09|2014 · Aceptado: 06|10|2014- Clío & Asociados. 2014 (18-19) ISSN 0328-820X, pp. 249-267. Universidad Nacional del Litoral, Universidad Nacional de La Plata
Por Refugio Reyes Ramírez
Licenciado en Historia de México, autor con textos publicados en la revista ICHEA, 2014.
En 2015 publicó “Comerciantes en Tuxtla Gutiérrez Chiapas 1880-1910. Una perspectiva desde los protocolos notariales”, en la obra colectiva “Comunicación, economía y sociedad”.
Además de “El árbol del Diablo en Chihuahua” en “Cuadernos Fronterizos”
Auxiliar de investigación de Víctor Orozco con el cual colaboró en el artículo publicado en el 2012 “Un viaje de Chihuahua a Paso del Norte en 1842, autores, Marco Antonio Rodríguez y Víctor Orozco
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