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No hay mal que por bien no venga, dice el antiguo dicho. Gracias al obligado aislamiento por la universal pandemia, he vuelto a algunos libros que siguen ahí, en el librero, aguardándome con más dignidad que la fidelidad de un guardián domesticado. Mi intención es releer los volúmenes que más pueda en este destiempo con tiempo de sobra, aunque el diccionario defina al destiempo como momento inoportuno.
Siempre vuelvo a Paz y a Borges. Esta vez sustituí al argentino por Carl Sagan, E. Fromm y Julio Scherer. Elijo a los mexicanos porque ambos tratan y son críticos de la relación de los intelectuales con el poder y viceversa.
Del autor de “El laberinto de la soledad”, nuestro Nobel de Literatura 1990, O. Paz “El Ogro filantrópico”, edición de Joaquín Mortiz, julio de 1979: 5.000 ejemplares. Se lee en la contraportada: “La literatura mexicana, desde Fray Servando Teresa de Mier y Lorenzo de Zavala a Luis Cabrera y Daniel Cosío Villegas, ha sido particularmente rica en textos de crítica política. A esta tradición pertenece “El Ogro filantrópico”.
Esta valiosa obra apareció 11 años antes de recibir Paz el Nobel y 21 años antes de la llegada del PAN a la presidencia de la República, hecho que alcanzó a anticipar, pero ya no vivió para contarlo.
De Julio Scherer García, uno de los más importantes periodistas mexicanos del siglo XX, “La terca memoria”, edición Debolsillo, impreso en junio de 2008. A decir de su autor, “un libro escrito con todo el coraje del mundo”. En sus páginas, omitiendo la introducción y el índice onomástico, Scherer aborda 30 hechos y personajes de la política, el periodismo y la cultura del México contemporáneo que le tocó vivir, iniciando con Gastón García Cantú y concluyendo con Fox y Calderón, dedicando a éstos escasamente una hoja, dejando de lado al último, pero poniendo en evidencia que en su declaración patrimonial (que Scherer publica como prueba) Vicente Fox, como presidente de la república, “faltó a la verdad y dejó prueba de su dolo”. Otro tanto hace con la incompleta declaración patrimonial de “la señora Marta Sahagún de Fox”.
En la introducción, Julio Scherer asienta: “El periodismo padece la esclavitud del presente pero no estaría de más volver, por ejemplo, a Miguel Alemán como el presidente corrupto que fue. Haría falta ocuparse de Alemán como el iniciador de una serie de mandatarios parecidos a él y que no se han dado por generación espontánea. Cada uno ha dejado testimonio de su propia negación del país hasta llegar a Fox”. Scherer García, dijimos, inicia con García Cantú, como traidor en el golpe contra Excélsior. Del mismo modo, lleva a cabo una exhaustiva investigación sobre Jorge Hank Rhon y lo exhibe, aportando increíbles pruebas documentales que hacen que cualquier gánster palidezca a su lado, para vergüenza de la política mexicana.
Lo que saca a relucir del casi santificado presidente normalista Adolfo López Mateos, a partir de que el 4 de noviembre de 1989 el presidente Carlos Salinas de Gortari inauguró en Los Pinos el Salón con su nombre, deja muy mal parados a los libros de texto. El fundador de Proceso no le perdona el golpe final a la huelga del Instituto Politécnico Nacional con su ocupación militar y la desaparición de su internado. ALM “recurrió al delito de disolución social, escribe Scherer, aberración ética y jurídica que abre las puertas al fascismo y a la tiranía, para encarcelar a David Alfaro Siqueiros, a Valentín Campa y a los líderes ferrocarrileros Demetrio Vallejo y Raúl Sánchez Lemus. Ni política ni humanamente habría quien pudiera justificar semejante aberración”. Se suman a lo anterior, los asesinatos, en Morelos, de Rubén Jaramillo, su mujer embarazada y tres hijos, que jamás fueron investigados, esclarecidos y sancionados jurídicamente.
¿Se podría relacionar su muerte, casi como una venganza, con el hecho de que Jaramillo acababa de obtener un amparo contra actos de la autoridad? Regresando al tema del golpe en Excélsior, durante el gobierno de Luis Echeverría, Scherer obliga a recordar la condena del mismo que levantó en la casi totalidad de los más importantes intelectuales de México (Carlos Monsiváis, Juan Ramón de la Fuente, Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Gabriel Zaid y muchos otros) mismos que, posteriormente, se manifestaron condenando la descubierta podrida relación del poder con el equipo de escritores y académicos de la revista Nexos, encabezado por Héctor Aguilar Camín con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, haciéndose pública “una serie de cheques por una suma total de 3 mil 424 millones 450 mil 200 pesos de la era de Salinas (poco más de 3 millones 424 mil pesos de hoy)”, señala Scherer. ¿De aquellos lodos será el nuevo actual escándalo de la revista Nexos? ¿Algún “intelectual” enemigo de la 4T soportará la tentación de querer igualar este “atentado” con el golpe a Excélsior? Se aceptan apuestas.
Por Faustino López Osuna | FACEBOOK
Compositor y Educador
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